lunes, 14 de septiembre de 2009

1/3 - Capítulo 3: Hermanos


Después de descansar un momento, nos dimos cuenta de que no habíamos notado un camino de piedras blancas atravesando el campo. No teniendo idea de qué haríamos ahora que habíamos escapado, decidimos seguir el camino.

Poco a poco dejábamos atrás el campo, mientras encontrábamos pequeñas casas deshabitadas de vez en cuando. Aunque cada vez se veían más estructuras, incluyendo puentes que cruzaban un par de arroyos, varios molinos de viento y algunas casas más, no llegamos a ver a una sola persona en el camino, ni tampoco había señales de que hubiera habido gente cerca en un buen tiempo. Nos detuvimos a descansar un momento en una de las casas que se encontraba abierta.

-Nei: Otra… ¿Cuántas van?

-Gen: Nueve.

-Kai: Nueve casas vacías… ¿es que no hay ninguna persona en esta zona?

-Gen: Tal vez más adelante, cada vez se ven más edificios.

-Kai: Pero mira cómo están estas casas… todas viejas y sucias… es una lástima, alguien podría vivir aquí, es un lugar bonito.

-Gen: Es cierto, parece bastante tranquilo también.

-Kai: ¡Deberíamos quedarnos con una de estas casas abandonadas y hacerla nuestra!

-Nei: Siento como si ya hubiera estado aquí.

Kai y Gen se me quedaron viendo.

-Kai: ¿En un sueño?

-Nei: No sé. Sólo me da esa impresión… siento haber estado aquí, con ustedes, hace mucho tiempo…

-Gen: Tal vez estuvimos… aun no sabemos nada de nuestro tiempo antes de…

-Kai: …despertar.

-Nei: Esa era una de las razones por las que quería salir. Quiero recordar lo que fuimos antes. Siento que estuvimos aquí, así que tal vez sea un buen lugar para empezar a buscar. Tal vez por eso nos traje a esta zona sin saberlo…

-Kai: Eso podría ser… hay que seguir buscando… ¡Si alguna vez existimos en este lugar, tal vez alguien nos recuerde!

-Gen: Cierto. ¿Vamos, Nei?

-Nei: Sí…

Aunque siento que hemos estado por aquí antes, esto no se siente cómodo… no se siente bien… siento algo parecido a cuando estuvimos en aquellas instalaciones… dios, eso fue apenas hace unas horas, pero siento como si hubieran pasado meses, por aquel sueño de la luna…

Cuando empezábamos a movernos, me detuve un momento mirando a Kai. Ella se dio cuenta de que la miraba.

-Kai: ¿Pasa algo, Nei?

-Nei: No… vamos.

Mei… ella era Kai… estoy segura… y también estoy segura de que yo era Rai… entonces… Kai y yo… nosotras…

-Kai: ¿N-Nei…?

-Nei: ¡¿Qué es?!

-Kai: Ah… nada…

-Gen: ¿Pasa algo?

-Kai, Nei: ¡No, nada!

-Gen: Ah… bueno…

Seguimos nuestro camino, pero yo seguí pensando en ello. Comenzaba a atardecer.

Kai puede sentir intenciones… ¿se habrá dado cuenta de que estaba pensando en ella? Rayos, ese sueño no me va a dejar en paz por un buen tiempo… pero, no hay manera de que haya sido un recuerdo… después de todo, en ese sueño, las dos morimos… besándonos…

Kai me volteó a ver de nuevo, con una mirada extraña, como si le hubiera dicho una mentira totalmente obvia.

¡Demonios, necesito dejar de pensar en eso ya!

-Nei: Oigan… ¿qué creen que hayamos sido antes?

-Kai: …

-Gen: ¿Mmh? No lo sé… yo pienso que alguna vez hice música… al menos me gusta imaginarlo.

-Nei: ¡Ah! Eso estaría muy bien…

-Gen: ¿Y tú?

-Nei: Yo…

Oh, no, solo puedo pensar en ese sueño… sólo puedo imaginar a Kai como Mei…

-Kai: ¡!

-Nei: ¡Aah, miren! ¡Ahí se ve alguien!

-Gen: ¡Cierto! ¡Sí hay personas aquí!

Vimos a un hombre de unos cuarenta años frente a un edificio que se veía un poco diferente de los demás, pues era más pequeño que las casas que habíamos encontrado, no tenía ninguna ventana y estaba rodeado por una cerca de metal oxidado, con una puerta del mismo metal rota en el suelo. Nos acercamos a él.

-Kai: Mmh… ¿hola?

-Hombre: ¡Ah! H-Hola… me asustaron…

Nos conectamos con Kai.

-Gen: Kai, ¿qué sientes?

-Kai: Curiosidad…

-Gen: Sí, pero qué sientes en este hombre…

-Kai: A eso me refería… este hombre siente curiosidad, y creo que no es por nosotros, sino por el lugar…

-Nei: ¿Por el lugar?

-Kai: No estoy segura…

El hombre se nos quedó mirando mientras nos comunicábamos, así que usamos la voz de nuevo.

-Kai: Mmh… buenos días.

-Hombre: Buenos días, señorita.

-Gen: Disculpe, ¿sabe si hay alguna aldea, pueblo o ciudad cerca?

-Hombre: ¡Ha, ha, ha! Claro, hay una “aldea, pueblo o ciudad” por aquí, yo vengo de ahí.

-Kai: ¿Podría decirnos dónde?

-Hombre: Por el camino de piedra, está justo del otro lado de esa colina. Ya estaban bastante cerca. No son de por aquí, supongo.

-Gen: No sabemos, señor…

-Hombre: ¡Ah, andan perdidos!

-Gen: No exactamente, verá-

Kai le puso la mano en el hombro a Gen y lo interrumpió.

-Kai: Sí, estamos perdidos.

-Hombre: Bien, yo ya terminé lo que vine a hacer aquí, puedo llevarlos al pueblo si quieren. Mi camioneta está del otro lado.

-Gen: ¿Camione-?

-Kai: ¡Gracias! ¡Sería de gran ayuda!

-Hombre: ¡Me llamo Fitz, a su servicio, señorita!

-Kai: Mucho gusto… nosotros somos Gen, Nei y yo, Kai. –Kai nos apuntó mientras decía nuestros nombres.

Subimos al auto y nos dirigimos al pueblo. Nos acomodamos Gen y yo en el asiento trasero y Kai en el de enfrente. Entonces Kai nos conectó de nuevo.

-Kai: Tienen que actuar con más naturalidad, no queremos que se arme un alboroto por nuestra culpa…

-Gen: ¿Naturalidad? ¿A qué te refieres?

-Kai: Ay, hermano… sólo trata de no decir cosas que a una persona normal le parezcan raras, como eso de que no sabemos de dónde somos…

-Gen: Ah… Ok. Lo intentaré entonces.

-Kai: Y Nei… sentí que te pusiste nerviosa… pero no tienes por qué tenerle miedo a esta persona, no tiene malas intenciones.

-Nei: No es eso…

-Kai: ¿Entonces?

-Nei: … sentí algo en ese lugar…

-Kai: ¿”Algo”?

-Gen: ¿Qué cosa?

-Nei: No lo sé… pero no me gustó para nada…

Nuestro chofer nos interrumpió de nuevo.

-Fitz: Y su amiga, ¿no habla?

-Kai: Ah, ¿Nei? Es un poco tímida…

-Fitz: ¡He! Ojalá allá en el pueblo hubiera mujeres como ella, casi todas las que conozco son muy mandonas, ¡incluyendo a mi mujer por supuesto!

-Kai: He, he…

El hombre se aclaró la garganta y escupió por la ventana.

-Fitz: Así que se separaron de su grupo y se perdieron, me dijiste, ¿verdad?

-Kai: Sí, señor, estábamos buscando a un amigo que se había separado antes, pero no lo encontramos. Se suponía que llegaríamos a un pueblo cercano…

-Fitz: Bueno, si su amigo siguió el camino, de seguro lo verán al rato. Aunque no he visto pasar a nadie por aquí.

-Kai: Y usted, ¿qué hacía en aquel lugar?

-Fitz: Sólo fui a tomar un par de fotografías del edificio.

-Kai: Ah… ¿tiene algo de especial ese lugar?

-Fitz: Claro que lo tiene. Ese edificio está maldito…

-Gen: ¿Maldito?

-Fitz: Sí, señor. A veces los que se acercan de noche dicen que ven a una muchacha muy pálida pasar por enfrente de la puerta, que de pronto hace mucho frío, y que la muchacha atraviesa una pared y se desaparece. Y los que no la han visto dicen que han escuchado voces que salen de ahí, en especial llantos, también de una mujer.

-Nei: …

-Fitz: Dicen que ese edificio nada más es una entrada, que en alguna parte hay una compuerta que lleva a una instalación bajo tierra donde hacían experimentos con la gente y cuando ya no les servían, los mataban…

Me puse más nerviosa cuando escuché todo lo que dijo esa persona. Kai me volteó a ver y Gen me tomó de la mano para calmarme.

-Kai: Suena terrible…

-Fitz: Ya llegamos, jóvenes. Bienvenidos a Valle Viento.

Por la ventana pude ver muchas casas parecidas a las que habíamos visto antes, pero esta vez había gente cerca. Había caminos de piedra por donde pasaban algunos autos y algunos niños montados en bicicletas. Además había una gran cantidad de molinos de viento funcionando. Fitz nos explicó que la electricidad que alimentaba a todo el pueblo se generaba en esos molinos. Habían aprovechado que siempre hacía viento en el lugar para tener energía renovable.

Casi era de noche cuando nos bajamos del auto frente a una casa, y vimos a una señora en la puerta.

-Fitz: Esa es mi esposa, Mariel.

-Mariel: ¡Te tardaste mucho!

-Fitz: Ya, ya, me encontré con estos muchachos que estaban perdidos y me distraje un poco.

-Mariel: ¡Ah! ¿Visitas? ¡Pásenle! ¡Les sirvo café!

-Gen: ¡Oh! ¡Muchas gracias, con mucho gusto!

Escuché a mis hermanos comunicarse por nuestro medio privado.

-Kai: Gen, no queremos involucrarnos demasiado, ¿recuerdas?

-Gen: ¿Qué no querías que actuáramos con naturalidad?

-Kai: Ah… Sí, pero…

-Gen: Tranquila, no tenemos ninguna prisa… además aunque acaba de anochecer, recuerda que cuando nos escapamos ya era de noche para nosotros. Estoy algo cansado y ustedes también deben estarlo ¿no?

-Nei: Sí… no me había dado cuenta, pero tengo sueño…

-Kai: … Es cierto…

Nos presentamos con la señora y pasamos a su sala, donde ella nos dio a cada uno una taza de café y algunas galletas.

-Mariel: Pues la verdad no he sabido de nadie más que llegue por aquí, y ni modo que hayan pasado sin que me diera cuenta, esta calle es la única entrada al pueblo y como casi nunca viene gente de fuera, todo mundo se entera.

-Fitz: Y para acabarla no hay teléfonos que sirvan en el pueblo, según iban a venir a arreglar la línea ahora pero parece que ya no llegaron.

-Kai: Cielos… ¿entonces qué haremos?

-Mariel: Miren, parecen buenos muchachos, pero si no tienen dinero no van a hallar dónde quedarse. Les ofrecería quedarse aquí pero pues no tenemos espacio más que esta sala…

-Gen: Nos gustaría aceptar esa oferta, no tenemos a dónde más ir… no podemos pagarle por el momento, pero no lo olvidaremos, se lo pagaremos…

-Kai: La verdad me estoy muriendo de sueño… no estamos acostumbrados a caminar mucho…

-Nei: Por favor…

-Fitz: ¡Ha, ha, ha! ¡Olvídense de pagar, se pueden quedar, sólo porque su amiga habló! En todo el camino tampoco dijo nada, ¿lo crees, mujer?

-Mariel: No me extraña, ni la has de haber dejado hablar.

-Fitz: Voy a traerles unas cobijas que tenemos por ahí, hay dos sillones así que ya sabemos quién va a dormir en el suelo.

-Gen: Claro, no dejaría que mis hermanas estuvieran incómodas si puedo evitarlo.

-Fitz: ¿Ah caray, a poco son hermanos? ¿Qué no andaban de la mano ustedes dos hace rato?

El hombre nos señaló a Gen y a mí.

-Kai: No somos hermanos, es que él nos cuida mucho y a veces nos llama así.

-Gen: K-Kai…

-Nei: Además no hay nada de eso entre nosotros…

-Gen: Ugh… Nei… cuánta frialdad al mismo tiempo…

Nos acomodamos para dormir y por fin, pudimos descansar un rato. Era poco más de media noche, cuando Kai, desesperada, despertó a Gen.

-Kai: ¡Gen, despierta, despierta por favor!

-Gen: Ah… ¿qué pasa?

-Kai: ¡Nei no está!

-Gen: ¿Qué?

-Kai: ¡Se fue! ¡Se fue a ese edificio maldito!

-Gen: ¿Pero, por qué?

-Kai: ¡No sé, pero puedo sentir que está en ese lugar, y que tiene muchísimo miedo, tenemos que ir por ella, ya!

-Gen: De acuerdo, deberíamos pedirle a Fitz que nos lleve en su auto, así llegaremos más pronto.

-Kai: Ay dios… no… no, no, no…

-Gen: ¿Qué pasa?

-Kai: Dejé de sentir a Nei… ¡dejé de sentirla!

-Gen: No tenemos tiempo. Voy a intentar llevarnos volando hasta allá, espero aguantarnos a los dos por tanto tiempo.

-Kai: ¡Sí, no importa que nos vean, tenemos que llegar pronto!

Salieron de la casa y Gen usó su habilidad una vez más. Esta vez, los dos se elevaron en el aire y salieron volando a gran velocidad hacia el edificio a las afueras del pueblo.

Yo me veía a mí misma como una chica un par de años menor, con el cabello corto y de complexión algo andrógina. Me encontraba en una habitación blanca, acostada en una camilla, cubierta únicamente con una bata blanca y con una lámpara sobre mí. A un lado, un hombre con anteojos y cubre boca se encontraba preparando una jeringa. De sólo ver la jeringa sentí nervios, pues recordé los experimentos que solían hacer conmigo y con mis hermanos en aquellas instalaciones. Me encontraba en aquella etapa por la que a veces pasaba en mis sueños, en la que no conocía nada de lo que veía y en lugar de eso recordaba mi vida real con mis hermanos. Por lo general pasaba poco tiempo antes de que me olvidara de Kai y Gen, y mi conciencia se viera invadida por recuerdos del “yo” de mi sueño, pero esta vez estaba tardando más de lo normal.

El hombre se me acercó con la jeringa en la mano y me dirigió la palabra.

-Sé que te lo hemos preguntado muchas veces, pero por regla, se nos exige preguntar una vez más, antes de comenzar el proceso. Recuerda que lo que haremos es completamente irreversible, y puede tener efectos no deseados. Aun así, ¿es esto lo que quieres?

No sé exactamente de lo que me habla… pero creo que comienzo a recordar… parte de mí está convencida de que vine aquí por mi propia voluntad, y de que esto es algo que necesito hacer…

-No me importan las consecuencias no deseadas, y estoy consciente de que el tratamiento es irreversible. Esto es lo que quiero. Estoy seguro.

Sí… creo que esto es lo que quiero… un momento… ¿“seguro”? ¿Soy un chico en este sueño? Pero me veo como una chica… ah… no lo entiendo por completo, pero… vine aquí por un tratamiento que me ayudaría a lograr algo que siempre he querido… y ahora lo tendré… Sí, esto es lo que quiero.

-Siendo así, te administraré una droga que te mantendrá inconsciente durante el proceso. Cuando despiertes, habrán pasado un par de días. Es importante que no intentes nada fuera de lo común en ese momento, y también que no desesperes si no detectas ningún cambio en tu organismo. Poco a poco aprenderás a controlarlo, ¿entiendes?

-Entiendo.

-Bien. En ese caso…

El hombre me inyectó la sustancia que tenía preparada en la jeringa, y sentí cómo todos mis sentidos se desvanecían poco a poco. Las siluetas se volvían difusas, los sonidos se volvían torpes e indistinguibles, y sentí como si mi cuerpo se derritiera.

-Dulces sueños. –alcancé a escuchar justo antes de que todo se volviera silencio y oscuridad, mientras olvidaba lo último acerca de mis hermanos.

Eran ya las cinco de la mañana y las luces de mi pequeña habitación de paredes grises se encendieron. Apagué el despertador y me envolví entre las sábanas de mi cama, negándome a comenzar el día. Pero minutos después, sonó la segunda alarma, y me levanté renegando.

Llegué a mi regadera, me quité la ropa y entré. Un momento después, escuché llegar a Led, nuestro hermano. Pronto se quitó la ropa y entró en su regadera, a un lado de la mía.

-Buenos días, Led. –Levanté la voz para que pudiera escucharme entre las regaderas.

-Hola, Gyo. ¿Qué dicen los sueños hoy?

-Mmmh… creo que no tuve ninguno esta vez, aunque podría recordarlo más tarde.

Apenas en ese momento me di cuenta de que no tenía jabón en mi regadera.

-Ten. –Dijo Led mientras me arrojaba una barra de jabón sobre la membrana que separaba nuestras regaderas.

-¿Cómo supiste que-?

-Ayer dijiste que ya casi no tenías. –Interrumpió mi pregunta.

-Ah… cierto…

-He, he… No puedes descuidar esa piel de niña…

Aunque me molestó un poco el tono de su frase, no me molestaron sus palabras, así que le seguí el juego.

-¿Eso es un cumplido?

-¡Por supuesto que lo es!

Un rato después nos encontrábamos con nuestra hermana en la sala de espera. Antes de entrar a las pruebas diarias. Ella usó su habilidad para conectar nuestros pensamientos, con lo cual no teníamos la necesidad de hablar.

-Hyu: Buenos días, Gyo, Led.

-Led: Buenos días, hermana.

-Gyo: Aaah… no es justo…

-Hyu: No me digas, es lo mismo de ayer, ¿verdad?

-Gyo: Es que…

-Led: Ah, hermano, no tienes remedio, ¿sabes?

-Hyu: Aunque tiene razón, mi ropa es mucho más bonita que la de ustedes.

-Led: Claro, nuestra vestimenta es para hombres, no tiene que ser “bonita”.

-Gyo: Hyu… ¿un día… un día me prestas un traje de los tuyos?

-Hyu: Ya te dije que no podemos hacer eso. Sí, sería divertido, y sí, probablemente te quedaría extraordinariamente bien, pero… con todas las cámaras… no quisiera que nos metiéramos en problemas…

-Gyo: Ah… odio mi ropa fea…

-Led: ¿Qué nos irán a hacer hoy?

-Hyu: ¿Quieres que te arruine la sorpresa?

-Led: Mmmh… mejor no… siempre suena peor de lo que es.

-Hyu: Lo que sí les puedo decir es que hoy viene Dwan.

-Gyo: ¿Nuestro padre?

-Hyu: Sí, leí la mente de algunas personas y parece que estaban preparándose para recibirlo.

-Led: Quiere decir que…

-Hyu: … probablemente, hoy sabremos un poco más sobre nuestros orígenes…

-Gyo: Cierto… será la primera vez que nos visite desde que aprendiste a ver los pensamientos…

-Hyu: Desde hace rato lo espero con ansias… parece que nos visitará en cualquier momento, antes de las pruebas habituales…

En ese momento entró a la habitación uno de los doctores que solían hacernos pruebas.

-Doctor: ¿Están listos?

-Led, Hyu: Listos.

-Gyo: Sí…

-Doctor: Muy bien, pero antes, hay alguien que quiere verlos…

Se abrió una puerta al fondo de la habitación, de donde entró Dwan, un hombre mayor, de unos sesenta años, a quien considerábamos nuestro padre, pues decían que gracias a él habíamos llegado a este mundo. Hyu nos desconectó para poder leer sus pensamientos.

-Dwan: Buenos días, jóvenes.

-Led: Buenos días, padre.

-Dwan: ¿Cómo se han sentido en estos días?

-Gyo: ¡Muy bien! ¡He tenido muchos sueños últimamente!

-Dwan: ¡Oh! Eso es bueno, quiere decir que te estás desarrollando.

-Led: Padre… ¿es posible que nos dejen salir, algún día de estos?

-Dwan: Claro que es posible. Pero necesitamos algo más de tiempo… entonces podrán salir y hacer lo que quieran.

-Led: Entiendo… es sólo que la espera…

-Dwan: Ten paciencia, Led. Recuerda que todo lo que hacemos aquí es para prepararlos para el mundo exterior. No olvides que ustedes representan la esperanza para nuestra especie. No podemos arriesgarnos a que algo allá afuera les resulte dañino. ¿Tú qué cuentas de nuevo, Hyu?

Hyu se quedó inmóvil, mirando con los ojos muy abiertos a Dwan.

-Dwan: ¿Hyu?

-Hyu: Perdón… creo que tengo algo de sueño… yo…

-Gyo: Hyu…

¿Qué cosa viste en sus pensamientos? Hyu…

-Dwan: ¿Qué sucede, Hyu?

Led y yo nos dimos cuenta de que Hyu estaba temblando, y además tenía la frente cubierta de sudor. También se veía más pálida de lo normal. Obviamente, estaba muerta de miedo.

-Dwan: … Dime…

Dwan le estuvo a punto de poner la mano en el hombro a Hyu, pero ella dio un paso atrás, anticipando su movimiento. Hyu recuperó el control por un momento, y nos conectó de nuevo.

-Hyu: Gyo, Led… Voy a compartirles lo que vi en la mente de Dwan… necesito hacerlo en este momento, porque él ya está sospechando de mí, y pronto va a tomar acción. Por favor, traten de no reaccionar como yo, no quiero que se dé cuenta de que podemos compartirnos pensamientos.

-Gyo: Hyu…

-Led: Hazlo.

Hyu nos mandó una serie de imágenes sacadas de la mente de Dwan. Todo lo que pude ver fueron imágenes de lugares en ruinas y casas destruidas. También un desierto en algún lugar perdido, con nada más que arena en todas direcciones. Luego vi una habitación oscura con una ventana muy arriba, niños enjaulados como animales, y luego, una persona con el cuerpo tan deformado que apenas era reconocible que alguna vez hubiera sido un ser humano. Pronto apareció otra persona en ese mismo estado, y luego más y más personas iguales…

En un parpadeo volví a ver el rostro de Dwan y las imágenes desaparecieron. Hyu volvió a hablarnos.

-Hyu: Quieren hacerme algo… en cuanto entre a las pruebas de siempre, me van a hacer algo para impedir que siga descubriendo cosas… no sé si me dejarán vivir, y la verdad no lo creo…

-Led: No… no podemos permitir eso…

-Gyo: Hyu…

Dwan nos interrumpió.

-Dwan: Bueno, creo que ya es hora de que inicien sus pruebas diarias. ¿Por qué no pasas tú primero, Hyu?

-Led: ¿En serio? Pero normalmente yo voy primero. Ya deben tener todo listo para mí…

-Dwan: Insisto en que pase tu hermana, se caballeroso, Led. Hyu, quisiera que te revisen, parece que estás enferma.

-Gyo: No…

-Dwan: ¿?

-Gyo: No voy a quedarme sin hacer nada…

-Hyu: Gyo…

-Dwan: Oh… entonces han avanzado más de lo que imaginé… y en direcciones que no hubiera imaginado, además. Bueno, ¿saben? Esto nos deja en una situación algo incómoda. ¿Cómo voy a evitar que usen esa habilidad para adivinar mis acciones y escapar?

-Hyu: ¡Cuidado!

Led empujó a Hyu y cayó al suelo luego de recibir el impacto de un arma que nunca antes habíamos visto, que cargaba un sujeto que se encontraba a nuestras espaldas. No se veían heridas en su cuerpo y no había una sola gota de sangre. Además el disparo había sonado como una descarga eléctrica.

-Hyu, Gyo: ¡Led!

-Hyu: ¡¿Qué le hicieron?!

Dwan sacó un arma parecida a la que le había disparado a Led, pero más pequeña, y le disparó a Hyu antes de que ella pudiera reaccionar o leer su mente, y ella cayó de inmediato al suelo.

-Dwan: No te preocupes, Gyo. Esta arma sólo los inmoviliza y los deja inconscientes un rato. Suficiente tiempo para regresarlos a los contenedores de donde los extrajimos en un principio. Cuando tengamos una defensa contra la habilidad de Hyu, los despertaremos de nuevo y veremos cómo lidiar con ustedes. Por mientras, dulces sueños.

Dwan me disparó con su arma, y eso fue lo último que supe hasta que volví a abrir los ojos. Me encontraba en un contenedor metálico, con un cristal a la altura de mi rostro. Frente a mí había varios monitores mostrando una serie de datos incomprensibles. Escuché la voz de Hyu en mi mente.

-Hyu: Gyo… ya despertaste, ¿verdad?

-Gyo: ¿Hyu? ¿Qué pasó? ¿Dónde estamos?

-Hyu: No lo sé…

-Led: Gyo… menos mal, temía que te hubieran hecho algo peor que a nosotros…

-Gyo: Me dispararon con esa cosa…

-Hyu: Sólo nos paralizaron… pero ahora no podemos salir de aquí… tienen pensado ponernos a dormir…

-Gyo: ¿Dormir?

-Hyu: Sí… quieren congelarnos, hasta que sepan cómo evitar que lea sus mentes… es mi culpa…

-Gyo: No digas eso, hermanita…

-Led: Malditos… si tan sólo hubiéramos sabido antes… ¡Maldición! Pero saldremos de esto… saldremos… de alguna forma…

-Gyo: Tengo miedo…

-Led: Gyo…

Pude ver a Dwan a través del cristal que tenía en frente.

-Dwan: Vaya, qué mala suerte tienen de haber despertado los tres. No hubieran tenido que sufrir lo que está a punto de pasar. Por cierto… aunque no lo crean, ustedes han sido de utilidad. No volveremos a cometer el mismo error.

Empecé a sentir frío, cada vez más y más intenso. Pronto, todo mi cuerpo se sentía helado, y mis latidos se alentaban. El frío invadía hasta mis huesos, y empezaba a doler muchísimo. Hyu nos conectó por última vez

-Hyu: Ya no tengo fuerzas para leer su mente… apenas puedo conectarnos…

-Led: Sé que saldremos… y cuando lo hagamos, buscaremos la forma de escapar de este lugar…

-Hyu: Oye, Gyo…

-Gyo: ¿Mm…?

-Hyu: Cuando salgamos de esto… te prestaré uno de mis trajes ¿sí?

-Gyo: Hermanos… ya no tengo miedo, gracias a ustedes… si estoy con ustedes… sé que todo saldrá bien…

-Led: Así es… saldremos juntos de lo que sea…

-Hyu: Yo… me sentí muy feliz cuando me defendieron… los amo…

Mis sentidos me abandonaron, en una sensación que me fue extrañamente familiar. Las últimas palabras que dijo Hyu resonaron en mi mente, y fueron lo último que escuché…

El silencio absoluto se desvaneció poco a poco, a causa de las voces que me llamaban.

-Nei… Nei…

- …

-¡Nei, Nei!

Abrí los ojos… me encontraba en una habitación completamente congelada, y mi cuerpo se encontraba inmóvil, helado, a punto de congelarse también, y apenas manteniendo un débil pulso cardíaco. Kai me abrazaba mientras Gen se quitaba la camisa que traía para cubrirme con ella. Recuperé el calor sorprendentemente rápido, aunque aun me sentía algo extraña.

-Nei: Ah…

-Kai: ¡Nei! Despertaste… despertaste… tenía mucho miedo… Nei…

-Nei: ¿D-Dónde… dónde estamos…?

-Gen: Estamos en el edificio que decían que estaba maldito… ¿No recuerdas cómo llegaste aquí?

-Nei: Yo… de pronto desperté aquí… y luego…

Miré frente a mí un contenedor de metal con un cristal en la parte superior, como para que una persona mirara desde adentro. En ese momento recordé lo que había visto en el sueño que acababa de tener y me alteré mucho.

-Nei: ¡Hermanos!

-Gen: ¿Qué pasa?

-Nei: No… no… Hyu… Led…

-Kai: Nei… ¿de qué estás hablando? ¿Te sientes bien?

Miré a Kai y luego a Gen a los ojos. Lo que había visto no era sólo un sueño, y estaba convencida de ello.

-Nei: Escuchen… hay más como nosotros… tenemos que ir a buscarlos… y creo que puedo llevarnos…

lunes, 7 de septiembre de 2009

1/3 - Capítulo 2: Visiones


2.1 - Luna

Mei era la clase de persona que aunque no se le acerca a todo el mundo con la intención de hacer amigos, siempre acaba llevándose bien con todos, todo lo contrario a mí. Yo siempre preferí mantenerme al margen de los grupitos de amigos que se formaban por todas partes, y aunque no lo hubiera hecho, nunca encajaría en uno y mi ausencia no hubiera sido muy notoria que digamos.

Los primeros días de clases me gustaba llegar antes que los demás y mirar el cielo desde el tercer piso del edificio. Entrábamos a la escuela tan temprano que todavía estaba oscuro, y todavía se podían ver las estrellas... y por supuesto, la luna. La gigantesca luna, cada día un poco más grande, y que ya cubría al menos un tercio de nuestro cielo cuando estaba en su punto más cercano a nosotros.

Aquel día, Mei llegó temprano igual que yo, y como no había nadie más aun, se me acercó. Yo estaba como siempre recargada en el barandal afuera del salón, mirando hacia arriba.

-Hola... ¿Rai?

Vaya... la chica sabe mi nombre...

-Hola. –respondí con el poco entusiasmo que me caracterizaba.

-¿Qué haces aquí tan temprano?

-Nada... mirando...

-Ah... la luna... es la última vez que la vamos a poder ver tan cerca... es una lástima, ¿no? –habló mientras se ponía a mi lado, en la misma posición que yo, mirando hacia arriba. Yo la miré preguntándome si hablaba en serio. -Desde hace tiempo, todos odian a la luna... porque nos va a caer encima... pero ella no tiene la culpa, ¿verdad?

-...no lo creo.

-Además es tan hermosa... voy a extrañarla mucho.

-Yo también...

Después de esa vez, Mei llegó temprano cada día, y cada día se me acercaba y hablaba conmigo. Al principio lo encontraba un poco molesto. Yo sólo quería la tranquilidad de la soledad, al menos en ese rato en el que no había nadie más. Pero con el tiempo, comencé a apreciar nuestras cortas conversaciones. Siempre que tuvimos que trabajar en equipo, Mei se ponía conmigo. Por mis problemas de comunicación, llegó a ser útil tener a la chica más sociable del grupo de mi lado. Yo nunca tuve que asistir a las reuniones de equipo, porque ella iba y me decía qué hacer. Por cierto, empezó a ir a mi casa, cada vez con más frecuencia. Mi familia se alegró un poco de que comenzara a tener amigas, "como una joven normal"... aunque yo comenzaba, sin darme cuenta, a verla de otra forma...

Empecé a sentir mucha confianza con Mei, a sentirla como una amiga de verdad. Empecé a hablarle de mi vida, de las cosas que me gustaban, y de algunos de mis secretos. Ella fue la primera persona a quien le conté acerca de una extraña sensación que percibía a veces. La sensación de no ser lo que eres... batallé mucho para describírsela. Lo mejor que pude ponerlo fue "algo así como si fueras otra persona disfrazada de ti misma, y lo hubieras olvidado hasta ahora". En secreto, tenía miedo de que se burlara, pero no lo hizo, aunque parecía que casi lo haría. En lugar de eso, ella me contó que a veces, dependiendo de su estado de ánimo sentía que fuera una persona diferente. Yo pensé que eso era completamente normal, pero aprecié que me dijera lo más raro que se le hubiera ocurrido de ella misma.

Una noche, luego de terminar una tarea en equipo, ella se quedó a dormir en mi casa. Le preparé una colchoneta, unas sábanas, un edredón y le "doné" una de mis almohadas. Luego de conversar un rato, apagué la luz y dejé encendida una lámpara que emitía un tenue resplandor azulado a través de su pantalla. Un par de horas después, me levanté para ir al baño. Mei estaba acostada en su tendido a un lado de mi cama, así que tuve cuidado de no pisarla al salir. Cuando volví, la miré de nuevo, esta vez con más atención que al salir. Estaba acostada de lado, con el rostro hacia la puerta, cubierto con un poco de cabello que se le deslizaba sobre la mejilla. Yo me senté a su lado. Le quité el cabello del rostro y sentí la calidez que irradiaba de ella.

Ahora que lo pienso... nunca me había fijado, pero Mei es increíblemente hermosa... me da un poco de envidia... no, no creo que sea eso...

Sin despertar, Mei se acomodó boca arriba en el tendido. Y entonces, tuve el deseo casi incontrolable de besarla... me le acerqué lentamente... pero en el momento en el que estuve a punto de besarla, ella exhaló, como suspirando. Sentí su aliento cálido en mis labios, y sentí como si esa misma calidez recorriera cada centímetro de mi cuerpo... en cuanto recuperé el control, me sacudí la cabeza y subí a mi cama. Mi corazón latía rápido, y mi rostro se sentía caliente... cerré los ojos y traté de pensar en otra cosa, pero cuando escuché a Mei suspirar de nuevo, supe que esa noche no podría dormir sin haberlo hecho...

¿Qué pasa conmigo? Si no hubiera suspirado, ¿la habría besado? Y no sé por qué es... pero aun quiero hacerlo... es tan hermosa...

Escuché que Mei se movía de nuevo, y abrí los ojos. Ella estaba despierta, de rodillas a un lado de mi cama, dirigiéndome una mirada llena de tristeza...

-Rai... -su voz sonaba tan dolorosa como la expresión de su rostro.

-M-Mei... estabas despierta... ¿verdad? lo de hace un momento... eso... no sé lo que...

-¿Por qué te detuviste?

-¿Qué?

-¿Por qué...? ¿No querías besarme...?

Me senté en la cama.

-Mei... yo...

-Lo siento... lo siento... mejor hay que dormir...

Mei se acostó de nuevo en su tendido, y se arropó con la sábana y el edredón, dándome la espalda. Entonces tuve el presentimiento de que si no hacía algo en ese momento, me arrepentiría por el resto de mi vida... cada latido de mi corazón se sentía como si todo el mundo temblara... tomé mi almohada y la puse a un lado de la de Mei. Luego, me acosté a su lado. Ella aun me daba la espalda. Me metí debajo de los cobertores y la rodeé con mi brazo... entonces la besé, pero no en los labios, sino en el cuello.

-Rai...

-Por lo pronto... ¿está bien así?

-Sí... está perfecto...

A partir de ese día, las cosas cambiaron bastante entre Mei y yo. La amistad había quedado atrás, sustituida por un sentimiento igual de fuerte, pero aun más profundo. Pero no le dijimos a nadie. Hubiera deseado haberlo hecho…

En un par de meses sería hora de abandonar nuestro mundo, que ya comenzaba a sufrir graves cambios climáticos por la influencia de la luna. Se pronosticaba que el impacto se daría durante el siguiente año, dentro de unos siete meses, lo cual nos dejaba cinco meses para transferir a la gente en una operación que, cuando mucho, tardaría dos meses. De todas formas, mucha gente ya se había ido en transportes particulares o comerciales, y sólo quedábamos aproximadamente la mitad de la población, entre ellos, aquellos que sólo podíamos irnos en los transportes públicos, aquellos que esperaban a que sus propios transportes estuvieran listos y aquellos que se dedicaban a ofrecer servicios a los que quedábamos.

El tiempo pasó rápidamente, y Mei y yo solíamos vernos a escondidas de nuestros compañeros, para estar solas. Un día, ella me dijo que no se iría a Mares, con el resto de la población, sino que viajaría durante seis meses hasta llegar a Faria, donde tenía un futuro asegurado con sus parientes. Eso significaba que sólo nos quedaba cerca de un mes de vernos, y entonces sería la despedida. Yo no tenía forma de ir con ella. Si no fuera por los transportes públicos por la emergencia, no tendría cómo salir de Terra. Y su familia jamás aceptaría enviarla a Mares conmigo por ninguna razón aparente. Pero, ¿qué podía hacer? No podía obligarla a elegir entre su vida y yo. Para empeorar aún más las cosas, las comunicaciones entre Mares y Faria tenían la gran limitación de tardar alrededor de un año por mensaje. Por donde lo viera, significaba dejar de ver a Mei. Lo único que me quedaba era desear que algo pasara en este mes, algo que lo cambiara todo, que me permitiera seguir con ella.

Mei nunca dejó de sonreírme, y yo nunca dejé de devolverle la sonrisa. La luna había completado otro ciclo de traslación, y se acercaba rápidamente a nuestro mundo. Esta vez la atracción gravitacional de Terra acabaría por atraparla, y se estrellaría inevitablemente. Al menos eso era lo que estaba calculado. Para mí, estar ahí durante el impacto era mucho mejor que escapar a un mundo sin Mei.

Luego de pensarlo un par de días, decidí quedarme a presenciar el impacto. Por supuesto, decidí que ese sería mi final, al lado de mi único otro gran amor, la luna. Convencí a mis padres de que me iría en un transporte particular con Mei, y que nos encontraríamos en Mares. No pareció importarles mucho, hasta que les pedí un poco de dinero para estar en Terra los días que me quedaban antes de que saliera el transporte de Mei. Aun así accedieron. Por supuesto, ellos no tenían idea de que Mei se iría a otro planeta, y Mei no tenía idea de que yo me quedaría en Terra.

La noche anterior al día que me tocaba abordar, me quedé a dormir en casa de Mei otra vez. Durante la noche, hablamos de muchas cosas. Y ya tarde, la culpa no me dejaba en paz, y tuve que confesarle mi plan.

-No… No puedes estar hablando en serio…

-Sí, Mei… prefiero quedarme aquí, y vivir estos últimos días en paz en lugar de vivir el resto de mi vida sin ti…

-Rai… por favor… no hagas esto… sabes que yo tampoco podría vivir sin ti… pero encontraríamos la manera…

-Ni siquiera sabemos en qué parte de Mares me van a ubicar, y tú tampoco sabes a dónde vas a llegar en Faria… no tendremos cómo comunicarnos, y mucho menos cómo vernos…

-Por favor, Rai…

Los ojos de Mei dejaron salir lágrimas, y ella bajó la mirada de inmediato.

-Lo siento… Mei…

-Tonta…

-¿?

-Eres una tonta… -su tono de voz subió un poco, pero se notaba que batallaba para mantener la voz sin romper en llanto.

-Mei…

-Yo tampoco quiero vivir sin ti… y sé que es imposible que nos veamos cuando nos hayamos ido de aquí… pero me convencí a mí misma de que todo saldría bien, porque tú parecías estar convencida de lo mismo…

-Perdóname, Mei… no sé qué más hacer… si tengo que despedirme de ti, prefiero despedirme de todo de una vez… yo… -Mei me interrumpió con un beso en los labios.

Esa noche, hicimos el amor por primera vez. Nunca olvidaré su calor, su aroma, y su aliento sobre mi cuerpo…

Cuando terminamos, ya eran cerca de las tres de la madrugada. Entonces ella dijo algo que jamás le hubiera pedido, y que me dio esperanza y tristeza a la vez.

-Voy a quedarme contigo.

-¿Qué?

-Ya me oíste…

-Mei… no puedes hacer eso…

-No hables más… si no puedo convencerte de que te vayas, tú tampoco vas a convencerme de irme…

-Mei…

-Te amo, Rai… estaré contigo hasta el final…

La mañana siguiente, Mei redactó un mensaje para su familia, escribiendo acerca de un amor que ellos jamás aceptarían, y acerca de lo feliz que sería de quedarse con ese amor, aunque fuera por los pocos días que quedaban. Su familia recibiría el mensaje el día que supuestamente llegarían a Faria. Finalmente llegó el día de su salida, y su asiento vacío en el transporte no llamó la atención de nadie.

Los días que quedaron de Terra, fueron los más felices de mi vida. El mundo que conocía se había ido, pero para mí no importaba en absoluto, pues Mei era ahora mi mundo.

Con el dinero que me dejaron mis padres, me aseguré de comprar conservas y alimentos duraderos para lo poco que quedaba de nuestras vidas, pero al poco tiempo nos dimos cuenta de que ese había sido un gasto innecesario, ya que muchas tiendas habían dejado comida enlatada y conservas, pues no tenían cómo llevarla en los transportes. Gracias a eso, no sólo nos sobraba la comida. Muchas tiendas habían dejado abandonada ropa, aparatos y toda clase de productos, con lo que nos dimos lujos que nunca antes tuvimos. Muchas veces nos paseamos entre las tiendas de ropa, probándonos lo que nos gustara y, ¿por qué no?, quedándonoslo. En una ocasión, Mei se probó un vestido de novia, evento que por supuesto concluyó en luna de miel.

La electricidad no fue un problema, pues encontramos una planta de energía solar, más que suficiente para mantenernos a las dos. Incluso encontré una motocicleta eléctrica que usamos para pasear de vez en cuando.

Pasamos nuestros días a veces vagando por la ciudad abandonada, a veces en el parque escuchando a las aves, a veces encerradas todo el día en mi habitación. Ya no había señal de televisión y no había Internet, pero no me importaba. De todas formas la única persona de la que quería saber estaba conmigo.

La luna se veía cada vez más majestuosa, y no podíamos hacer nada más que admirarla y esperar su llegada. Alguna noche hicimos el amor únicamente cubiertas por su luz… claro, tuve un leve resfriado al día siguiente, pero valió la pena, y por mucho.

Finalmente, llegó el día en el que la luna sería atraída con suficiente fuerza para estrellarse con Terra. Mei y yo decidimos que los veríamos en persona, así que salimos a buscar el lugar del impacto en la motocicleta. Sabíamos que sería nuestro último paseo, nuestro último momento juntas… al menos en esta vida. Nos juramos que, si existía la reencarnación, nunca nos olvidaríamos, nos buscaríamos aunque nos llevara cientos o miles de vidas, y nunca nos daríamos por vencidas. Nunca renunciaríamos a la esperanza de encontrarnos en el mismo mundo y en el mismo tiempo, por insignificante que fuera la posibilidad.

Llegamos al punto del impacto, donde el ambiente era pesado. El viento no corría, hacía algo de calor y nos sentíamos muy ligeras, seguramente por la atracción de la luna. Nos tomamos de la mano y miramos cómo la luna se enrojecía mientras atravesaba la atmósfera. Vimos relámpagos gigantescos conectando a Terra con la luna, y entonces el cielo pareció retorcerse. Al fin, el suelo se estremeció cuando la luna se impactó con él, y las masas de tierra salían volando mientras el satélite se arrastraba hacia nosotras…

Por última vez, nos miramos a los ojos, y nos dirigimos la palabra. Apenas podíamos escuchar por el estruendo de la luna destrozando todo a su paso, pero nos entendíamos como si fuéramos una sola persona.

-Mei… voy a encontrarte… no importa cuánto tarde… te juro que voy a encontrarte…

-Lo sé… yo también te buscaré, aunque me tome una eternidad…

Nos abrazamos con tanta fuerza como pudimos, y nos besamos por última vez…

En ese momento, abrí los ojos…


2.2 - Sonata


Cuentan que hace muchos, muchísimos años, el sol brillaba mucho más de lo que lo hace ahora. En realidad la gente dice que el sol brillaba más, pero es al revés, el sol brilla hoy más que nunca. Pero también estamos mucho más lejos de él que antes...

Antes, Júpiter era invisible a simple vista, y Marte se veía como una estrella lejana. Pero más que eso, la Tierra estaba primero, luego Marte y luego Júpiter, no como ahora que primero está Júpiter, luego nuestra Tierra y luego Marte.

Antes el cielo de día era de un azul brillante y puro, no como el anaranjado que tenemos hoy. Además antes había noche... no como hoy, que Eurídice, Géminis, Inti Raymi y los cientos de espejos menores nos reflejan la luz solar todo el tiempo.

Antes teníamos una Luna propia, real, no como Lumina, el satélite artificial con apariencia lunar que la gente puso en órbita hace un par de décadas.

Hoy, durante el festival de arte anual, por primera vez en la historia, Júpiter se interpondrá entre el sol y la Tierra, dando lugar al primer eclipse natural desde que perdimos nuestra luna. Desde un punto de vista romántico, se podría decir que Júpiter le ofrecerá un tributo a la luna que alguna vez adornó nuestros cielos. Y durante el mismo festival, me uniré a Júpiter en su tributo ofreciéndole, al aire libre, mi alma en forma de una sonata en piano, a esa luna que perdimos.

El eclipse comienza. Mi cuerpo se encuentra frente a mi adorado teclado, mi mente y mi alma en perfecta sincronía, vibrando con la música, todo mi ser entregado a este momento. Llego a la cúspide de la melodía y la luz se desvanece… El mundo entero parece paralizado. No hay un sólo sonido, ni el canto de un ave, ni la voz de una persona, ni el soplido del viento. Ningún sólo sonido, a excepción de mi música, que no se detiene. Miro entonces el origen de la oscuridad, Júpiter, en el centro del cielo, más imponente que nunca, con un halo de luz a su alrededor. Las notas finales parecen resonar en toda la tierra.

En ese momento, abro los ojos…


2.3 - Despertar


Tuve otra sensación que nunca antes había tenido. Naturalmente, no supe lo que era en el momento, pero después aprendí que le llaman “náuseas”. Cayendo de nuevo de rodillas, instintivamente bajé la mirada y devolví todo lo que había cenado, tosiendo violentamente en el proceso. Mis hermanos se alarmaron muchísimo al verme en ese estado.

-Kai: ¡¡Nei!!

-Gen: ¡Nei!

Kai se me acercó, pero ni ella ni Gen supieron qué hacer. Pronto, las luces de nuestra prisión se encendieron de nuevo, y se escuchó una alarma. Yo me sentía terrible y seguía tosiendo, así que Gen me levantó entre sus brazos.

-Gen: ¡Tenemos que alejarnos todo lo que podamos!

-Nei: Ngh…

-Kai: ¡Hacia allá hay árboles! Debe ser un bosque… ¡hay que escondernos ahí!

-Gen: Vamos.

Gen me llevó cargando todo el camino, corriendo al lado de Kai. Llegamos a un área más o menos escondida, debajo de un gran árbol en una zona donde el suelo se inclinaba hacia abajo. Nos sentamos ahí escondidos cuando vimos luces en el cielo y escuchamos el sonido de aspas cortando el viento. Nos estaban buscando con helicópteros.

-Gen: ¿Te sientes bien, Nei?

-Nei: N-No…

-Kai: Oye, Gen… ¿por qué no levantaste a Nei en el aire como lo hiciste cuando salimos?

-Gen: Ah… es por si nos ven, si acaso nos atrapan y se dan cuenta de que podemos hacer esa clase de cosas, seguramente será mucho más difícil escapar de nuevo.

-Kai: Ah… Tienes razón, no había pensado en eso…

-Nei: Pero no nos van a atrapar…

-Gen: Espero que no… vaya, debimos haber planeado algo para cuando saliéramos.

-Kai: No podíamos hacer nada, no sabíamos qué había afuera de ese lugar…

-Gen: Ya no escucho ruidos, parece que ya pasaron los vehículos voladores…

-Nei: ¿Los helicópteros?

-Gen: …ya te sientes mejor, ¿no?

-Kai: Siento algo… alguien viene… no… son varios…

Un grupo de unas quince personas pasaron de largo, sin voltear a vernos. Sólo uno de ellos se detuvo y nos vio… entonces gritó y los demás se acercaron. Todos llevaban cargando lo que después descubrimos que eran pistolas paralizadoras, y las apuntaron hacia nosotros. Los sujetos iban vestidos de verde oscuro, excepto uno que iba de azul. Él se nos acercó más y nos dirigió la palabra. Nos pusimos de pié.

-Hombre de azul: No se muevan. Estos dispositivos que traemos pueden dejarlos paralizados en un instante. No sé cómo ni por qué escaparon, pero es hora de que volvamos.

Mis hermanos y yo nos comunicamos conectados con la habilidad de Kai.

-Kai: Gen, ¿puedes tirar todas sus armas?

-Gen: No lo sé… no creo que pueda hacerlo a tiempo antes de que reaccionen…

-Nei: Denme sus manos…

-Kai: ¿Qué?

-Nei: Confíen en mí… creo que puedo hacer algo…

-Gen: Hay que hacerlo, es nuestra única esperanza de escape por el momento.

Gen y Kai me dieron sus manos, y cerré los ojos…

Sentí una energía que recorría todo mi cuerpo, y de alguna forma sentí cómo esa misma energía recorría a mis hermanos. Abrí los ojos para darme cuenta de que nos encontrábamos en un lugar diferente y además, era de día.

Había lo que Kai identificó como molinos de viento esparcidos por un extenso campo cubierto de pasto, algunos árboles a lo lejos, y más allá, en el horizonte, montañas altísimas cubiertas de nueve. Sentía el sol quemando mi piel pálida, y mis hermanos se quejaron de lo mismo. Buscamos refugio a la sombra de uno de los molinos, pero para cuando habíamos llegado, el sol ya no se sentía molesto. De todas formas nos colocamos bajo la sombra, y nos sentamos.

-Kai: ¡Eres increíble, Nei!

-Nei: No…

-Gen: Es cierto, eso que hiciste nos salvó, y lo mejor es que aun si nos encontraran de nuevo nos servirá para escapar otra vez.

Me sonrojé un poco.

-Kai: ¿Pero cómo se te ocurrió?

-Nei: Yo… no lo sé… de pronto vino a mí…

-Gen: ¡Pues vino en el mejor momento!

-Nei: Necesito descansar un poco… eso me dejó agotada… y la caminata bajo el sol no ayudó…

-Kai: Descansa… no siento ninguna intención cerca, debemos estar bastante lejos de aquel lugar.

-Nei: Bien…

Sí… esto es lo que puedo hacer… puedo ponernos a salvo… pero, lo que pasó antes fue más raro… no sabría cómo explicarlo… fueron dos sueños… dos sueños al mismo tiempo, mientras veía la luna, y que se sintieron mucho más largos que el tiempo que pasó… en ambos sueños me veía diferente, pero era yo… y en aquel sueño de la luna… ¿esa era Kai?

Seguidores

Creative Commons License
Esta obra está bajo una licencia de Creative Commons
.