lunes, 7 de septiembre de 2009

1/3 - Capítulo 2: Visiones


2.1 - Luna

Mei era la clase de persona que aunque no se le acerca a todo el mundo con la intención de hacer amigos, siempre acaba llevándose bien con todos, todo lo contrario a mí. Yo siempre preferí mantenerme al margen de los grupitos de amigos que se formaban por todas partes, y aunque no lo hubiera hecho, nunca encajaría en uno y mi ausencia no hubiera sido muy notoria que digamos.

Los primeros días de clases me gustaba llegar antes que los demás y mirar el cielo desde el tercer piso del edificio. Entrábamos a la escuela tan temprano que todavía estaba oscuro, y todavía se podían ver las estrellas... y por supuesto, la luna. La gigantesca luna, cada día un poco más grande, y que ya cubría al menos un tercio de nuestro cielo cuando estaba en su punto más cercano a nosotros.

Aquel día, Mei llegó temprano igual que yo, y como no había nadie más aun, se me acercó. Yo estaba como siempre recargada en el barandal afuera del salón, mirando hacia arriba.

-Hola... ¿Rai?

Vaya... la chica sabe mi nombre...

-Hola. –respondí con el poco entusiasmo que me caracterizaba.

-¿Qué haces aquí tan temprano?

-Nada... mirando...

-Ah... la luna... es la última vez que la vamos a poder ver tan cerca... es una lástima, ¿no? –habló mientras se ponía a mi lado, en la misma posición que yo, mirando hacia arriba. Yo la miré preguntándome si hablaba en serio. -Desde hace tiempo, todos odian a la luna... porque nos va a caer encima... pero ella no tiene la culpa, ¿verdad?

-...no lo creo.

-Además es tan hermosa... voy a extrañarla mucho.

-Yo también...

Después de esa vez, Mei llegó temprano cada día, y cada día se me acercaba y hablaba conmigo. Al principio lo encontraba un poco molesto. Yo sólo quería la tranquilidad de la soledad, al menos en ese rato en el que no había nadie más. Pero con el tiempo, comencé a apreciar nuestras cortas conversaciones. Siempre que tuvimos que trabajar en equipo, Mei se ponía conmigo. Por mis problemas de comunicación, llegó a ser útil tener a la chica más sociable del grupo de mi lado. Yo nunca tuve que asistir a las reuniones de equipo, porque ella iba y me decía qué hacer. Por cierto, empezó a ir a mi casa, cada vez con más frecuencia. Mi familia se alegró un poco de que comenzara a tener amigas, "como una joven normal"... aunque yo comenzaba, sin darme cuenta, a verla de otra forma...

Empecé a sentir mucha confianza con Mei, a sentirla como una amiga de verdad. Empecé a hablarle de mi vida, de las cosas que me gustaban, y de algunos de mis secretos. Ella fue la primera persona a quien le conté acerca de una extraña sensación que percibía a veces. La sensación de no ser lo que eres... batallé mucho para describírsela. Lo mejor que pude ponerlo fue "algo así como si fueras otra persona disfrazada de ti misma, y lo hubieras olvidado hasta ahora". En secreto, tenía miedo de que se burlara, pero no lo hizo, aunque parecía que casi lo haría. En lugar de eso, ella me contó que a veces, dependiendo de su estado de ánimo sentía que fuera una persona diferente. Yo pensé que eso era completamente normal, pero aprecié que me dijera lo más raro que se le hubiera ocurrido de ella misma.

Una noche, luego de terminar una tarea en equipo, ella se quedó a dormir en mi casa. Le preparé una colchoneta, unas sábanas, un edredón y le "doné" una de mis almohadas. Luego de conversar un rato, apagué la luz y dejé encendida una lámpara que emitía un tenue resplandor azulado a través de su pantalla. Un par de horas después, me levanté para ir al baño. Mei estaba acostada en su tendido a un lado de mi cama, así que tuve cuidado de no pisarla al salir. Cuando volví, la miré de nuevo, esta vez con más atención que al salir. Estaba acostada de lado, con el rostro hacia la puerta, cubierto con un poco de cabello que se le deslizaba sobre la mejilla. Yo me senté a su lado. Le quité el cabello del rostro y sentí la calidez que irradiaba de ella.

Ahora que lo pienso... nunca me había fijado, pero Mei es increíblemente hermosa... me da un poco de envidia... no, no creo que sea eso...

Sin despertar, Mei se acomodó boca arriba en el tendido. Y entonces, tuve el deseo casi incontrolable de besarla... me le acerqué lentamente... pero en el momento en el que estuve a punto de besarla, ella exhaló, como suspirando. Sentí su aliento cálido en mis labios, y sentí como si esa misma calidez recorriera cada centímetro de mi cuerpo... en cuanto recuperé el control, me sacudí la cabeza y subí a mi cama. Mi corazón latía rápido, y mi rostro se sentía caliente... cerré los ojos y traté de pensar en otra cosa, pero cuando escuché a Mei suspirar de nuevo, supe que esa noche no podría dormir sin haberlo hecho...

¿Qué pasa conmigo? Si no hubiera suspirado, ¿la habría besado? Y no sé por qué es... pero aun quiero hacerlo... es tan hermosa...

Escuché que Mei se movía de nuevo, y abrí los ojos. Ella estaba despierta, de rodillas a un lado de mi cama, dirigiéndome una mirada llena de tristeza...

-Rai... -su voz sonaba tan dolorosa como la expresión de su rostro.

-M-Mei... estabas despierta... ¿verdad? lo de hace un momento... eso... no sé lo que...

-¿Por qué te detuviste?

-¿Qué?

-¿Por qué...? ¿No querías besarme...?

Me senté en la cama.

-Mei... yo...

-Lo siento... lo siento... mejor hay que dormir...

Mei se acostó de nuevo en su tendido, y se arropó con la sábana y el edredón, dándome la espalda. Entonces tuve el presentimiento de que si no hacía algo en ese momento, me arrepentiría por el resto de mi vida... cada latido de mi corazón se sentía como si todo el mundo temblara... tomé mi almohada y la puse a un lado de la de Mei. Luego, me acosté a su lado. Ella aun me daba la espalda. Me metí debajo de los cobertores y la rodeé con mi brazo... entonces la besé, pero no en los labios, sino en el cuello.

-Rai...

-Por lo pronto... ¿está bien así?

-Sí... está perfecto...

A partir de ese día, las cosas cambiaron bastante entre Mei y yo. La amistad había quedado atrás, sustituida por un sentimiento igual de fuerte, pero aun más profundo. Pero no le dijimos a nadie. Hubiera deseado haberlo hecho…

En un par de meses sería hora de abandonar nuestro mundo, que ya comenzaba a sufrir graves cambios climáticos por la influencia de la luna. Se pronosticaba que el impacto se daría durante el siguiente año, dentro de unos siete meses, lo cual nos dejaba cinco meses para transferir a la gente en una operación que, cuando mucho, tardaría dos meses. De todas formas, mucha gente ya se había ido en transportes particulares o comerciales, y sólo quedábamos aproximadamente la mitad de la población, entre ellos, aquellos que sólo podíamos irnos en los transportes públicos, aquellos que esperaban a que sus propios transportes estuvieran listos y aquellos que se dedicaban a ofrecer servicios a los que quedábamos.

El tiempo pasó rápidamente, y Mei y yo solíamos vernos a escondidas de nuestros compañeros, para estar solas. Un día, ella me dijo que no se iría a Mares, con el resto de la población, sino que viajaría durante seis meses hasta llegar a Faria, donde tenía un futuro asegurado con sus parientes. Eso significaba que sólo nos quedaba cerca de un mes de vernos, y entonces sería la despedida. Yo no tenía forma de ir con ella. Si no fuera por los transportes públicos por la emergencia, no tendría cómo salir de Terra. Y su familia jamás aceptaría enviarla a Mares conmigo por ninguna razón aparente. Pero, ¿qué podía hacer? No podía obligarla a elegir entre su vida y yo. Para empeorar aún más las cosas, las comunicaciones entre Mares y Faria tenían la gran limitación de tardar alrededor de un año por mensaje. Por donde lo viera, significaba dejar de ver a Mei. Lo único que me quedaba era desear que algo pasara en este mes, algo que lo cambiara todo, que me permitiera seguir con ella.

Mei nunca dejó de sonreírme, y yo nunca dejé de devolverle la sonrisa. La luna había completado otro ciclo de traslación, y se acercaba rápidamente a nuestro mundo. Esta vez la atracción gravitacional de Terra acabaría por atraparla, y se estrellaría inevitablemente. Al menos eso era lo que estaba calculado. Para mí, estar ahí durante el impacto era mucho mejor que escapar a un mundo sin Mei.

Luego de pensarlo un par de días, decidí quedarme a presenciar el impacto. Por supuesto, decidí que ese sería mi final, al lado de mi único otro gran amor, la luna. Convencí a mis padres de que me iría en un transporte particular con Mei, y que nos encontraríamos en Mares. No pareció importarles mucho, hasta que les pedí un poco de dinero para estar en Terra los días que me quedaban antes de que saliera el transporte de Mei. Aun así accedieron. Por supuesto, ellos no tenían idea de que Mei se iría a otro planeta, y Mei no tenía idea de que yo me quedaría en Terra.

La noche anterior al día que me tocaba abordar, me quedé a dormir en casa de Mei otra vez. Durante la noche, hablamos de muchas cosas. Y ya tarde, la culpa no me dejaba en paz, y tuve que confesarle mi plan.

-No… No puedes estar hablando en serio…

-Sí, Mei… prefiero quedarme aquí, y vivir estos últimos días en paz en lugar de vivir el resto de mi vida sin ti…

-Rai… por favor… no hagas esto… sabes que yo tampoco podría vivir sin ti… pero encontraríamos la manera…

-Ni siquiera sabemos en qué parte de Mares me van a ubicar, y tú tampoco sabes a dónde vas a llegar en Faria… no tendremos cómo comunicarnos, y mucho menos cómo vernos…

-Por favor, Rai…

Los ojos de Mei dejaron salir lágrimas, y ella bajó la mirada de inmediato.

-Lo siento… Mei…

-Tonta…

-¿?

-Eres una tonta… -su tono de voz subió un poco, pero se notaba que batallaba para mantener la voz sin romper en llanto.

-Mei…

-Yo tampoco quiero vivir sin ti… y sé que es imposible que nos veamos cuando nos hayamos ido de aquí… pero me convencí a mí misma de que todo saldría bien, porque tú parecías estar convencida de lo mismo…

-Perdóname, Mei… no sé qué más hacer… si tengo que despedirme de ti, prefiero despedirme de todo de una vez… yo… -Mei me interrumpió con un beso en los labios.

Esa noche, hicimos el amor por primera vez. Nunca olvidaré su calor, su aroma, y su aliento sobre mi cuerpo…

Cuando terminamos, ya eran cerca de las tres de la madrugada. Entonces ella dijo algo que jamás le hubiera pedido, y que me dio esperanza y tristeza a la vez.

-Voy a quedarme contigo.

-¿Qué?

-Ya me oíste…

-Mei… no puedes hacer eso…

-No hables más… si no puedo convencerte de que te vayas, tú tampoco vas a convencerme de irme…

-Mei…

-Te amo, Rai… estaré contigo hasta el final…

La mañana siguiente, Mei redactó un mensaje para su familia, escribiendo acerca de un amor que ellos jamás aceptarían, y acerca de lo feliz que sería de quedarse con ese amor, aunque fuera por los pocos días que quedaban. Su familia recibiría el mensaje el día que supuestamente llegarían a Faria. Finalmente llegó el día de su salida, y su asiento vacío en el transporte no llamó la atención de nadie.

Los días que quedaron de Terra, fueron los más felices de mi vida. El mundo que conocía se había ido, pero para mí no importaba en absoluto, pues Mei era ahora mi mundo.

Con el dinero que me dejaron mis padres, me aseguré de comprar conservas y alimentos duraderos para lo poco que quedaba de nuestras vidas, pero al poco tiempo nos dimos cuenta de que ese había sido un gasto innecesario, ya que muchas tiendas habían dejado comida enlatada y conservas, pues no tenían cómo llevarla en los transportes. Gracias a eso, no sólo nos sobraba la comida. Muchas tiendas habían dejado abandonada ropa, aparatos y toda clase de productos, con lo que nos dimos lujos que nunca antes tuvimos. Muchas veces nos paseamos entre las tiendas de ropa, probándonos lo que nos gustara y, ¿por qué no?, quedándonoslo. En una ocasión, Mei se probó un vestido de novia, evento que por supuesto concluyó en luna de miel.

La electricidad no fue un problema, pues encontramos una planta de energía solar, más que suficiente para mantenernos a las dos. Incluso encontré una motocicleta eléctrica que usamos para pasear de vez en cuando.

Pasamos nuestros días a veces vagando por la ciudad abandonada, a veces en el parque escuchando a las aves, a veces encerradas todo el día en mi habitación. Ya no había señal de televisión y no había Internet, pero no me importaba. De todas formas la única persona de la que quería saber estaba conmigo.

La luna se veía cada vez más majestuosa, y no podíamos hacer nada más que admirarla y esperar su llegada. Alguna noche hicimos el amor únicamente cubiertas por su luz… claro, tuve un leve resfriado al día siguiente, pero valió la pena, y por mucho.

Finalmente, llegó el día en el que la luna sería atraída con suficiente fuerza para estrellarse con Terra. Mei y yo decidimos que los veríamos en persona, así que salimos a buscar el lugar del impacto en la motocicleta. Sabíamos que sería nuestro último paseo, nuestro último momento juntas… al menos en esta vida. Nos juramos que, si existía la reencarnación, nunca nos olvidaríamos, nos buscaríamos aunque nos llevara cientos o miles de vidas, y nunca nos daríamos por vencidas. Nunca renunciaríamos a la esperanza de encontrarnos en el mismo mundo y en el mismo tiempo, por insignificante que fuera la posibilidad.

Llegamos al punto del impacto, donde el ambiente era pesado. El viento no corría, hacía algo de calor y nos sentíamos muy ligeras, seguramente por la atracción de la luna. Nos tomamos de la mano y miramos cómo la luna se enrojecía mientras atravesaba la atmósfera. Vimos relámpagos gigantescos conectando a Terra con la luna, y entonces el cielo pareció retorcerse. Al fin, el suelo se estremeció cuando la luna se impactó con él, y las masas de tierra salían volando mientras el satélite se arrastraba hacia nosotras…

Por última vez, nos miramos a los ojos, y nos dirigimos la palabra. Apenas podíamos escuchar por el estruendo de la luna destrozando todo a su paso, pero nos entendíamos como si fuéramos una sola persona.

-Mei… voy a encontrarte… no importa cuánto tarde… te juro que voy a encontrarte…

-Lo sé… yo también te buscaré, aunque me tome una eternidad…

Nos abrazamos con tanta fuerza como pudimos, y nos besamos por última vez…

En ese momento, abrí los ojos…


2.2 - Sonata


Cuentan que hace muchos, muchísimos años, el sol brillaba mucho más de lo que lo hace ahora. En realidad la gente dice que el sol brillaba más, pero es al revés, el sol brilla hoy más que nunca. Pero también estamos mucho más lejos de él que antes...

Antes, Júpiter era invisible a simple vista, y Marte se veía como una estrella lejana. Pero más que eso, la Tierra estaba primero, luego Marte y luego Júpiter, no como ahora que primero está Júpiter, luego nuestra Tierra y luego Marte.

Antes el cielo de día era de un azul brillante y puro, no como el anaranjado que tenemos hoy. Además antes había noche... no como hoy, que Eurídice, Géminis, Inti Raymi y los cientos de espejos menores nos reflejan la luz solar todo el tiempo.

Antes teníamos una Luna propia, real, no como Lumina, el satélite artificial con apariencia lunar que la gente puso en órbita hace un par de décadas.

Hoy, durante el festival de arte anual, por primera vez en la historia, Júpiter se interpondrá entre el sol y la Tierra, dando lugar al primer eclipse natural desde que perdimos nuestra luna. Desde un punto de vista romántico, se podría decir que Júpiter le ofrecerá un tributo a la luna que alguna vez adornó nuestros cielos. Y durante el mismo festival, me uniré a Júpiter en su tributo ofreciéndole, al aire libre, mi alma en forma de una sonata en piano, a esa luna que perdimos.

El eclipse comienza. Mi cuerpo se encuentra frente a mi adorado teclado, mi mente y mi alma en perfecta sincronía, vibrando con la música, todo mi ser entregado a este momento. Llego a la cúspide de la melodía y la luz se desvanece… El mundo entero parece paralizado. No hay un sólo sonido, ni el canto de un ave, ni la voz de una persona, ni el soplido del viento. Ningún sólo sonido, a excepción de mi música, que no se detiene. Miro entonces el origen de la oscuridad, Júpiter, en el centro del cielo, más imponente que nunca, con un halo de luz a su alrededor. Las notas finales parecen resonar en toda la tierra.

En ese momento, abro los ojos…


2.3 - Despertar


Tuve otra sensación que nunca antes había tenido. Naturalmente, no supe lo que era en el momento, pero después aprendí que le llaman “náuseas”. Cayendo de nuevo de rodillas, instintivamente bajé la mirada y devolví todo lo que había cenado, tosiendo violentamente en el proceso. Mis hermanos se alarmaron muchísimo al verme en ese estado.

-Kai: ¡¡Nei!!

-Gen: ¡Nei!

Kai se me acercó, pero ni ella ni Gen supieron qué hacer. Pronto, las luces de nuestra prisión se encendieron de nuevo, y se escuchó una alarma. Yo me sentía terrible y seguía tosiendo, así que Gen me levantó entre sus brazos.

-Gen: ¡Tenemos que alejarnos todo lo que podamos!

-Nei: Ngh…

-Kai: ¡Hacia allá hay árboles! Debe ser un bosque… ¡hay que escondernos ahí!

-Gen: Vamos.

Gen me llevó cargando todo el camino, corriendo al lado de Kai. Llegamos a un área más o menos escondida, debajo de un gran árbol en una zona donde el suelo se inclinaba hacia abajo. Nos sentamos ahí escondidos cuando vimos luces en el cielo y escuchamos el sonido de aspas cortando el viento. Nos estaban buscando con helicópteros.

-Gen: ¿Te sientes bien, Nei?

-Nei: N-No…

-Kai: Oye, Gen… ¿por qué no levantaste a Nei en el aire como lo hiciste cuando salimos?

-Gen: Ah… es por si nos ven, si acaso nos atrapan y se dan cuenta de que podemos hacer esa clase de cosas, seguramente será mucho más difícil escapar de nuevo.

-Kai: Ah… Tienes razón, no había pensado en eso…

-Nei: Pero no nos van a atrapar…

-Gen: Espero que no… vaya, debimos haber planeado algo para cuando saliéramos.

-Kai: No podíamos hacer nada, no sabíamos qué había afuera de ese lugar…

-Gen: Ya no escucho ruidos, parece que ya pasaron los vehículos voladores…

-Nei: ¿Los helicópteros?

-Gen: …ya te sientes mejor, ¿no?

-Kai: Siento algo… alguien viene… no… son varios…

Un grupo de unas quince personas pasaron de largo, sin voltear a vernos. Sólo uno de ellos se detuvo y nos vio… entonces gritó y los demás se acercaron. Todos llevaban cargando lo que después descubrimos que eran pistolas paralizadoras, y las apuntaron hacia nosotros. Los sujetos iban vestidos de verde oscuro, excepto uno que iba de azul. Él se nos acercó más y nos dirigió la palabra. Nos pusimos de pié.

-Hombre de azul: No se muevan. Estos dispositivos que traemos pueden dejarlos paralizados en un instante. No sé cómo ni por qué escaparon, pero es hora de que volvamos.

Mis hermanos y yo nos comunicamos conectados con la habilidad de Kai.

-Kai: Gen, ¿puedes tirar todas sus armas?

-Gen: No lo sé… no creo que pueda hacerlo a tiempo antes de que reaccionen…

-Nei: Denme sus manos…

-Kai: ¿Qué?

-Nei: Confíen en mí… creo que puedo hacer algo…

-Gen: Hay que hacerlo, es nuestra única esperanza de escape por el momento.

Gen y Kai me dieron sus manos, y cerré los ojos…

Sentí una energía que recorría todo mi cuerpo, y de alguna forma sentí cómo esa misma energía recorría a mis hermanos. Abrí los ojos para darme cuenta de que nos encontrábamos en un lugar diferente y además, era de día.

Había lo que Kai identificó como molinos de viento esparcidos por un extenso campo cubierto de pasto, algunos árboles a lo lejos, y más allá, en el horizonte, montañas altísimas cubiertas de nueve. Sentía el sol quemando mi piel pálida, y mis hermanos se quejaron de lo mismo. Buscamos refugio a la sombra de uno de los molinos, pero para cuando habíamos llegado, el sol ya no se sentía molesto. De todas formas nos colocamos bajo la sombra, y nos sentamos.

-Kai: ¡Eres increíble, Nei!

-Nei: No…

-Gen: Es cierto, eso que hiciste nos salvó, y lo mejor es que aun si nos encontraran de nuevo nos servirá para escapar otra vez.

Me sonrojé un poco.

-Kai: ¿Pero cómo se te ocurrió?

-Nei: Yo… no lo sé… de pronto vino a mí…

-Gen: ¡Pues vino en el mejor momento!

-Nei: Necesito descansar un poco… eso me dejó agotada… y la caminata bajo el sol no ayudó…

-Kai: Descansa… no siento ninguna intención cerca, debemos estar bastante lejos de aquel lugar.

-Nei: Bien…

Sí… esto es lo que puedo hacer… puedo ponernos a salvo… pero, lo que pasó antes fue más raro… no sabría cómo explicarlo… fueron dos sueños… dos sueños al mismo tiempo, mientras veía la luna, y que se sintieron mucho más largos que el tiempo que pasó… en ambos sueños me veía diferente, pero era yo… y en aquel sueño de la luna… ¿esa era Kai?

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Seguidores

Creative Commons License
Esta obra está bajo una licencia de Creative Commons
.